Días atrás se presentaron en Miami las editoriales de Barcelona Cumbres y Bagua, y entre sus colecciones se encontraba Los perros de mi vida, libro de la escritora cubana Ivette Vian Altarriba. “La edición presentada en Miami contiene breves cuentos de mi autoría: 15 con historias de perros que han sido míos, y 16 en los que narro sobre ‘otros inolvidables’. Todos los perros –y sus dueños– existen (o existieron); siempre parto de la realidad, y siempre la retoco, la recreo. Amo este libro; además, es el primero que publico fuera de Cuba”, dice Vian.
Las historias perrunas van desde la muy indiferente Cuca, hasta Boqui, uno de los 80 perros de Petí Pons; pasando por Bembuqui el gay, la discriminada Trini de la Popa y Malú la arrebatada, entre otras. Vian no solo escribe libros que dejan huellas; también es poeta, guionista y creadora. Ha sido artífice en disímiles programas de la televisión cubana, como los legendarios Conversando, la serie Tato y Carmina y el popular espacio infantil La sombrilla amarilla. Es una mujer multifacética, con imaginación explosiva y una ternura arrolladora.
Vian ha publicado –entre otros– los libros para niños: Como te iba diciendo (Universidad de La Habana, 1977); La Marcolina (Gente Nueva, 1987); Mi amigo Muk Kum (Gente Nueva, 1989); Casa en las nubes (Unión, 1998); Del abismo al zun zún (Gente Nueva, 2001); Una vieja redonda (Unión, 2005); La felicidad y Jardín (Gente Nueva, 2007); Todos mis cuentos ( 2012) y Los perros de mi vida (ediciones Bagua, 2015). También ha sido galardonada con casi todos los premios de literatura infantil en Cuba y condecorada en varias ocasiones. “Cada libro que he podido publicar tiene un valor especial; de cada uno puedo contar una historia llena de peripecias, y de gente a quien agradezco mucho. Me parecen imperfectos pero al mismo tiempo me resultan geniales”, comenta.
Los buenos escritores deben ser por obligación buenos lectores. Vian cuenta que empezó a leer a los tres años y no ha parado, por eso al pedirle que diga cuál es su libro preferido para niños responde: “Oh, no, imposible de responder. Prefiero decirte que el mejor libro para niños es aquel que logra el ‘milagro’: que el enanito loco empiece a leerlo y siga y siga hasta el final. Puede ser Robinson Crusoe o Harry Potter, el bíblico Cantar de los cantares o un poemario de José Ángel Buesa; Cien años de soledad o Había una vez…, de Herminio Almendros –afirma–. Aunque, puede que haya niños que lo primero que se lean sea la crónica de un crimen”. La autora asegura que en estos momentos no tiene tan claro ese proceso en el caso de la infancia al recordar “los millones de niños que nunca leen ese ‘primer libro amado’ de la infancia, por ‘culpa’ de los aparaticos digitales, de la pobreza material, de la miseria espiritual, o de las guerras”.
Vian se ha adentrado tanto en el mundo de los niños, que surge la duda de si todavía se sentirá niña o tal vez sienta miedo de sentirse adulta. “Me siento cómoda, más libre en el mundo de la infancia; creo que es el de verdad, el dado por la Mano Divina”, dice. “La infancia es lo que traemos de otro mundo, es lo auténtico. Luego el ‘niño’ tendrá que salir del refugio a luchar y ‘ganar’ aplicando estrategias, logísticas, reformulaciones y otras cosas”.